Estos últimos meses el mundo cambió. En 1988, Gabriel García Márquez escribió el libro: El amor en los tiempos del cólera, hoy nos encontramos viviendo el amor y la amistad en los tiempos del COVID.
Un suceso que ha marcado la vida de muchas personas, y que por supuesto, ha cambiado la manera de ver el amor, la amistad, el contacto, las distancias y lo importante del cuidado de la salud y del mundo en general.
El Coronavirus nos separó, puso 2 metros de distancia entre cada persona, nos prohibió los besos, las caricias, los abrazos, las tardes de cerveza entre amigos, nos impuso las pantallas y los teléfonos como única vía de contacto y nos llevó a experimentar nuevos escenarios inexplorados para relacionarnos. Nos cambió el amor y la amistad y nos obligó a reinventarnos desde nuestra reclusión. Cuando inició la cuarentena vimos necesario el uso de herramientas de comunicación que nos acercaran a los que más queremos, herramientas que se convirtieron en las primeras aplicaciones que rebosaban nuestro celular. Las redes sociales aumentaron nuestro tiempo en pantalla, las selfies bajaron, los #TBT aumentaron y las aplicaciones para ver series se convirtieron en los más solicitados.
Comprendimos que la distancia nos ayudó a valorar el tiempo en familia, que pasábamos mucho más fuera que en nuestra propia casa; nos mostró que antes no teníamos tiempo para nada, ni siquiera para hacer eso que más nos gusta, y que en realidad teníamos el tiempo pero nunca la disposición. Nos ayudó a entablar conversaciones con esos amigos con los que hace mucho no hablábamos, nuestra vida hizo una pausa para que pensáramos en lo realmente importante. Los noviazgos enfrentaron una relación a distancia y las video llamadas se volvieron esenciales. Los detalles llegaban a domicilio y los cumpleaños se debían decorar en cada casa para la videollamada. Las caricias y los abrazos se cambiaron por helado a domicilio y selfie-cartas en redes, las sonrisas se hicieron visibles en la mirada y el tapabocas nos hizo realzar el tono para conversar. Tantos cambios en tan solo unos pocos meses…
Y llegó septiembre, uno de los meses más celebrados a pesar de la falta de días festivos, el cual alberga una de las celebraciones comerciales más importantes en nuestro país: el día del amor y la amistad. Y es que para todos ya era extraño un año casi completamente aislados, ahora imaginen lo extraño que sería este mes sin la cercanía de los abrazos, los besos, las reuniones familiares, las descubiertas de amigo secreto con los amigos y hasta las rumbas para celebrar amores y amistades bailando. Aunque la cuarentena acabó a principios del mes de septiembre, la zozobra continua. Salir a la calle se volvió una decisión definitiva entre el deber y el querer, cuidarnos es lo primordial y las reuniones y expresiones de afecto que requieren contacto siguen clausuradas, por esto en este mes los regalos y los detalles no se hicieron esperar y en definitiva sea este el año en que recibamos más regalos a la puerta de nuestra casa. Y no está mal, los cambios nos ayudan a valorar más todo aquello a lo que veníamos acostumbrados, nos ayuda a quejarnos menos y a fluir con la vida de una manera más tranquila.
Todos estos procesos nos permitieron obtener otra perspectiva de nuestras relaciones y de nuestras vidas, si no hay un cambio de mentalidad en totalidad, por lo menos nos permitió reflexionar sobre lo importante de los amigos, los amores y la familia. Depende de nosotros aprovechar los obstáculos de la vida, aprender de ellos y colocarlos a nuestro favor o simplemente dejarnos vencer. Y a ti ¿qué te enseñó esta pandemia?
header.all-comments